Vivimos en un país superfeminista (y nosotras sin enterarnos)

Durante esta ya pasada legislatura, el gobierno ha tratado por todos los medios de acabar con el movimiento feminista.

Las dos maniobras más peligrosas han sido:

1. la promulgación de una ley señalando que ser hombre o mujer es un asunto de libre determinación y simplemente depende de la autodeclaración. En consecuencia, si es “un estado elegible”, la lucha feminista no tiene sentido.

2. la disolución de los objetivos del feminismo en una “macrocausa” que debe incluso incluir a los pobres señores que sienten herida su virilidad.

¿Otros cuatro años más parando golpes?

La historia nos demuestra que ningún partido generalista, ni de derechas ni de izquierdas, ni progresista ni conservador es feminista. Todos, de entrada, ante nuestras reivindicaciones, siempre han contestado: “Niet”, “Rien de rien”, “Nothing at all”, “Nein”, “Niente” y así en los más diversos idiomas de la tierra. O sea, los sindicatos y los partidos…